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CRISTIAN FRANCO

EL ODIO A LA MÚSICA

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El proyecto consistió en la traducción e interpretación de obra sonora a lo gráfico por medio de una serie de dibujos en distintos formatos y técnicas, basados en la composición musical de temas utilizados en distintos tiempos coyunturales de la sociedad donde la música fungió como instrumento de manipulación social e ideológica, y que se utilizó con el fin de torturar o como soundtrack de una tragedia.
 

“Desde eso que los historiadores llaman ´Segunda Guerra Mundial´, desde los campos de exterminio del Tercer Reich, ingresamos en un tiempo donde las secuencias melódicas exasperan. En todo al ámbito terrestre, y por primera vez desde la invención de los instrumentos, el uso de la música se ha vuelto coercitivo y repugnante. Amplificada hasta el infinito por la invención de la electricidad y la multiplicación de su tecnología, se volvió incesante, agrediendo noche y día en las calles comerciales de las ciudades, las galerías, los pasajes, los supermercados, las librerías, los cajeros donde se retira dinero, hasta en las piscinas, hasta a orillas del mar, en los departamentos privados, en los restaurantes, en los taxis, en el subte, en los aeropuertos. Incluso en los campos de muerte. 

 

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La música es la única entre todas las artes que colaboró en el exterminio de los judíos organizando por los alemanes entre 1933 y 1945, solicitada como tal por la administración de los Konzentrationlager. Hay que subrayar, en detrimento suyo, que es la única que pudo avenirse con la organización de los campos, del hambre y la miseria, del trabajo, del dolor, de la humillación y de la muerte. La frase 'odio a la música' quiere expresar hasta qué punto la música puede volverse odiosa para quien la amó por sobre todas las cosas.” Pascal Quign